Cualquiera de éstos días, puedes ir a dar una
vuelta a San Roque del Acebal, pueblo que tan solo queda a unos cuatro
Kilómetros de Llanes y te sorprenderás de la cantidad de cosas que puedes
descubrir en éste aparentemente tan
moderno pueblo. Lo digo porque tal pareciera el típico pueblo de carretera, de
relativa reciente creación, y nada más lejos de la realidad, pues os haré un breve resumen, de lo que he podido leer y sobre
todo de lo que charlando y paseando, me pudo informar Covadonga, ya fallecida, una de las “Chicas del Pumar”,
de la que guardaré buenos recuerdos y a la que le estaré siempre agradecida,
por haberme dedicado su tiempo, que tampoco era tanto el que le quedaba. Vaya
por ella, el tratar de poner la historia en realce, como bien se merece éste
pueblo de San Roque del Acebal.
Para empezar, deciros que San Roque del
Acebal, no existía como pueblo hasta el 1.831. Había dos poblaciones
diferenciadas:
.- Covielles por un lado
.- L’Acebal por otro.
Saber que está en el Valle de Mijares : ocupa
la parte central del Concejo de Llanes entre el de Celoriu y el de Pendueles.
Fue un muy importantísimo centro de
peregrinación, no sólo a Santiago de Compostela, sino que también a Covadonga,
a San Salvador de Oviedo y también de vuelta a Santo Toribio de Liébana y a
Santillana del Mar. Tanto es así, que el rey Alfonso IX, concedió un fuero en
la villa de Llanes para regular éste
trasiego de romeros.
Viniendo de Santander, y antes de la rotonda
que acaban de hacer con la nueva carretera, hay una casona a nuestra izquierda,
que pertenece a Andrín, porque aquí los
lindes, hacen un pico. Esta casona es lo que en su día fue La Venta del Pumar,
una antigua venta a la vera del camino,
donde los peregrinos podían descansar y también hacer cambio de caballos.
Antiguamente había una cruz de piedra o a lo mejor un humilladero o cruceiro,
inmediatamente antes de llegar a la venta, pero alguien decidió darle otro uso,
en éste caso decorativo, en su jardín, con lo que aquélla cruz sólo queda en la
memoria de unos pocos y a la vista de una sola familia.
Covadonga, como ya he dicho, era una de las
“Chicas del Pumar”.
Nada más dejar la Venta, han hecho una
rotonda con la nueva carretera, pero han sabido hacerlo muy bien, gracias a León, el del Europa, y han tenido el acierto de hacer un andadero
con túnel, paralelo, para los peregrinos, con lo que el trozo de camino
conocido como por “La caleyona”,
conservado perfectamente.
Tiene unas frases grabadas en la piedra a su izquierda que con ayuda y buena
luz, puedes ver que dice:
SIBUENABEN
TURAESPERA
ENELBIAJE
DONDEBA
ALASANIMAS
LIMOSNADA
A continuación nos encontramos con un barrio
llamado” Camino Real,” llamado así porque fue el utilizado por Carlos V, cuando
vino de Flandes con motivo de la muerte de su abuelo Fernándo el Católico. Que
por cierto pasó por nuestro Concejo por casualidad, ya que una vez desembarcado
en Villaviciosa, pensó ir a Oviedo para ver las Santas Reliquias de camino a
Valladolid, pero se encontró con que había la peste y cambió de itinerario. Hay
otras versiones de por qué pasó por aquí, pero me he encontrado con ésta en
muchas ocasiones, con lo que me he quedado con ella.
Más adelante, en el barrio de Cañamal,
podemos ver una ruina muy ruina, de lo que en su día fue un Hospital de
Leprosos, o como lo llamaban por éstos lares, una Malatería, aquí usaban ésta voz, la de malatos, para
llamar a éstos pobres enfermos. – La palabra malata-malatia designa en romance
antiguo “La enfermedad”, malatería fue en Asturias equivalente a leprosería,
asilo, hospital junto al camino.
“Se
ha dado en Asturias hasta nuestros días el nombre de malatos a los que padecían
la asquerosa y repugnante enfermedad denominada FUEGO DE SAN ANTÓN” , que era
una degeneración de la antigua lepra de que hablan los libros sagrados. Hoy se
conoce con el nombre de Pelagra o mal de la rosa, que desde tiempo inmemorial
ha causado y está causando grandes estragos en ésta provincia”. Manuel García
Mijares 1.893
Gentes caritativas, atendían a éstos enfermos
y cuando empezó la ayuda y el socorro de los poderosos a los pobres y enfermos
de lepra es cuando se valoró la necesidad de recluir a éstos enfermos en sitios
específicos para ellos .
Sabemos
entonces que entre el 1.119 que fue la fecha de la fundación de los
HOSPITALARIOS de San Lázaro y el 1.206 que fue cuando Alfonso IX concedió el
fuero a la villa de Llanes, se estableció en San Roque y en el barrio llamado
“El Cañamal”, la malatería., bajo la advocación de San Lázaro, como ya se
apuntó. La fecha exacta de su desaparición como hospital, no se conoce, pero se
sospecha como ya dije antes que conoció los finales del S.XVIII.
Quisiera
hacer un apunte sobre los Hospitalarios :dicen que la orden Temple, una vez extinguida en Francia por
Clemente V en 1.312, fue refundada en España bajo el nombre de HOSPITALARIOS,
dedicados en principio a la caridad y a la asistencia a los peregrinos y
enfermos. Luego fue cuando hicieron una flota naval muy importante y compraron
Rodas de la que hicieron una fortaleza infranqueable con un gran hospital para
enfermos. Fueron invadidos por los árabes – cómo no – en varias ocasiones y
tuvieron que abandonar el sitio. Fueron a Malta , que se lo había donado Carlos
V y aquí fue la famosa batalla en la que 700 caballeros y 1.500 hombres fueron
capaces de derrotar al poderoso Imperio Turco en 1.505.
Volvemos
a San Roque , al Hospital y a aquéllos malatos, que tenían que ir andando desde
“El Cañamal”, hasta la Galguera – pueblo vecino – en donde había y hay una fuente que nace de una cueva y tenían la
certeza, de que si bebían de aquél agua, se curarían. Aún hoy se llama “La
Fuente de los Malatos”. Cuando llegaban enfermos de otros lugares a la
Malatería, no lo hacían por el “camino real”, sino que dando un rodeo al
pueblo, pasaban por un sendero que más tarde fue llamado “el camino de los
malatos”. Los infelices, tenían que
caminar por las noches para no ser vistos y tocaban una campanilla al
encontrarse con algún vecino y
pronunciaban con voz profunda, angustiosa y sin esperanza, la famosa
frase:
“Anda de día, que la noche es mia”
La
Malatería, tenía sus normitas, no valía con llegar enfermo y ya te acogían, no.
Sólo te admitían si dabas “medio día de bueyes de heredad” ahí es nada, así fue
como éste hospital se hizo con bienes en el valle de Pendueles y Mijares, en
Posada y en otras partes, aunque contaba con otras fuentes de ingreso.
Detrás
del Hospital y mirando un poco hacia el Sur, estaba la Huerta de las Monxas
donde posiblemente las monjas cultivaban para ayudar a los peregrinos con algo
de comida e idéntico fin tendría la Granxa que quedaba muy cerca y era de los
monjes.
Según
cuenta Pancho el de Cañamal, en San Lázaro había una romería que era la màs
concurrida del Concejo, célebre además por un peculiar pasatiemo de aquélla
época “el pique de huevos”., se llamaba;
había feria de ganados, puestos de tejidos, calzado y otras mercancías.
Una vez que se derrumbó la ermita en la
primera mitad del siglo XIX, se trasladó la romería a las inmediaciones de la
iglesia vieja de San Roque, dejando de celebrarse en los últimos años de dicho
siglo. La pequeña imagen de San Lázaro, fue llevada a la iglesia parroquial, así
como la campana, que sólo tocaba cuando se administraba la extremaución a los
enfermos. Todo ello, desapareció durante la Guerra Civil..
Volviendo
a nuestro camino, y volviendo al barrio del Camino Real, que lo habíamos dejado
al poco de pasar el Humilladero de “La Caleyona”, tomamos el camino que sale
justo por delante de “La Iglesiona”, así llamada la actual casa del cura,. Iba
a ser una iglesia, pero su benefactor se quedó sin dinero y quedó a medias,
luego la reformaron por dentro y se hizo lo que hoy es “la casa l’cura.
Siguiendo
el Camino, y cruzando la carretera, vamos al barrio de “La Veguca”, donde está
hoy la Iglesia de San Roque, en la que cabe destacar las antiguas cruces que
hay en sus muros, que formaban parte de un Via Crucis. Hubo un tiempo que se
puso de moda poner los Via Crucis en los exteriores. Como dato curioso, destacar que en el muro de
la casa de enfrente hay otra cruz, que fue el dueño quién la encontró al
rehacer el muro de su casa, cuando tirando el viejo, vio que a la parte de
dentro había una cruz, por consejo del párroco la volvió a colocar en donde
probablemente fuera su sitio primitivo, de cara a la iglesia.
El Camino Real, nos hace
cruzar otra vez la carretera, dejamos a nuestra derecha el barrio de “La
Concha”, y nos dirigimos hacia “La Ería de la Pandera”, y en el camino que
antes llevaba a “La Juente Antona” – hoy desaparecida por las obras de la
carretera , la Juente y el Camino - ,
nos podemos encontrar si uno se fija
sobremanera, en unas ruinas al borde del puente nuevo, bien, son las ruinas del
antiguo cementerio de mlatos, que aún luce una hornacina, de la que de momento
nada sabemos , ni qué función pudo haber desempeñado, pero todo se andará. La
cosa es que el cementerio debía de contar con una pequeña capilla, o eso parece, y sobre todo destacar que no he
podido recabar prácticamente ninguna información, decir también que se
encuentra en el mismo abandono que el Hospital de San Lázaro.
Justo casi
enfrente estaba el también hoy decapitado “Roblón de San Lázaro”, mudo testigo
de lo que hubo, y digo decapitado, por que dijeron que se había caído por
viejo, pero fue mucha la casualidad que justo pasara por allí mismo la
carretera. El caso es que también nos quedamos sin “El Roblón”
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