Introducción

miércoles, 24 de julio de 2019

YECLA DE YELTES


                        
                       
            Dicen que los orígenes de este Castro se remontan al siglo V a.C.. Se sabe que durante la etapa romana, seguía habitado, - esto era por el siglo III, porque reconstruyeron parte de la muralla.
            Y a este siglo también, corresponden las necrópolis que encontraron y las distintas estelas funerarias, que hoy se pueden ver reutilizadas, en los muros y fachadas del pueblo.


            El poblado se abandonó definitivamente en el siglo XII, en el que los habitantes marcharon para asentarse en una zona más llana, lo que es el pueblo de hoy.
            El Castro está entre los ríos Huebra y un arroyo que viene de entre peñas. Los Castros estaban siempre situados en zonas rocosas y amuralladas, para facilitar su defensa.


            Hay muchísimos grabados,- insculturas, que llaman- hechas en la roca que representan caballos en su mayoría y alguna figura humana.
            También se pueden ver muchos grabados de símbolos  vettones (así los llamaron los romanos y griegos a estos pobladores,  con carácter guerrero y ganadero.

            Se pueden ver aún hoy, sus construcciones defensivas, como son un campo enorme de piedras hincadas, que hacían prácticamente inexpugnable esa parte del Castro, pues aún hoy, resulta difícil caminar por allí. Se trata de piedras  clavadas en el suelo y colocadas con la  punta hacia arriba, en una enorme extensión por delante de la enorme muralla. Muralla que está enormemente decorada con símbolos circulares y grabados de caballos.

            Con un singular paisaje, típico de estas zonas, con piedras acabalgadas .
            Cuando se pasea por este solitario lugar de Yecla de Yeltes, y por mucho que quieras ponerte en situación, al ver las estelas…., los dibujos…., los grabados…….., aquellas enormes murallas, tan bien hechas,  sus defensas, y por dentro, las distribuciones de lo que un día fueron sus viviendas….. resulta difícil de imaginar.


            Una extraña sensación y una enorme admiración por estos pobladores, que sobrevivieron en comunidad estos lugares .





miércoles, 10 de julio de 2019

LA CASA DE LAS MUERTES





Un nombre un tanto tétrico para tratarse de una casa ¿no?, y es que  tiene en su fachada  cuatro calaveras talladas en piedra. Los hay que  dicen que ya esto es suficiente para que la casa tomara éste nombre. Otros dicen que antes la calle hoy Bordadores, era La calle de la Muerte y que de ahí, había tomado el nombre. Pero luego hay una cantidad de historias, y leyendas que de entre todas las que me han contado, yo he escogido esta . Súper  dramática,....y  me imagino que en el caso de que así sucediera, debió de ser un escándalo tremendo y un cotilleo como no creo que hubiera otro que le hiciera sombra.
Don Diego, era un caballero arrogante, conocido por sus hazañas como mujeriego, nadie ha contado nada de si era guapo y apuesto, pero supongo que si,  y también era muy conocido por los duelos que tenía con los maridos de sus amantes, claro, en aquélla época que estaba tan de moda que por un quítame allá esas pajas, te retaban a muerte, pues por trajinarse a la mujer de otro , ni me imagino ¡¡¡¡¡ la honra ¡¡¡¡¡...., había que retarla a duelo.
 Bueno la cosa es que nuestro Don Diego,  se enamoró perdidamente de una joven recién salida del convento. Se casó con ella, y al poco de desposarla, Doña Mencía que así era como se llamaba la ex monja, se transformó, de ser una mujer tímida y recatada  a  que de pronto se volvió pícara y coqueteaba con todos los hombres que se le acercaban.
En éstas Don Diego tuvo que marchar a la guerra y claro a Doña Mencía le faltó tiempo para buscar amores . No se contentó con uno, no, tenía tres, cuándo uno, cuando otro o cuando el tercero, os podéis imaginar que era la comidilla de la ciudad.
Acabó la guerra y  llegó Don Diego ......  y claro a las buenas gentes de Salamanca, les faltó tiempo para contarle las lindezas de su querida mujer, y decidió tomarse la justicia por su mano y así callaría  a aquellas gentes que se reían de él. Tramó un plan y dijo en casa que tenía que marchar por unos días para ir de caza con unos amigos. Pero claro, se quedó cerquita de su casa, vigilando a los amantes de su mujer,  y en efecto  fue ajusticiando de  uno en uno, a los tres amantes, pero en la última pelea Don Diego salió malherido de muerte. A pesar de ello, se presentó ante su Mencía, que al verle lleno de sangre y mirarlo a la cara, creo que adivinó a lo que venía, y dicen que gritaba  pidiendo clemencia, pero Don Diego, firme y con el orgullo heridísimo además de a sí mismo, le dio muerte ahogándola con sus propias manos.
Así cuentan que los encontraron al día siguiente los criados de la casa, a Don Diego agarrado al cuello de Doña Mencía , los dos muertos encima de un charco de sangre.
Y esto fue motivo suficiente como para que la casa tomara éste nombre. Después de que pasaran estos desdichados sucesos, creo que la casa fue habitada por una señorita que vivía sóla, y que igualmente una mañana apareció asesinada.
Total que entre unas cosas y otras la casa estaba gafada. Serán leyendas o no, pero cuando la pusieron a la venta, la casa no se vendía ni a la de tres, por algo sería.