Introducción

lunes, 16 de enero de 2023

LA HERRERÍA


                                                                        LA HERRERIA

                                                    

                              


          Se llama así, porque aquí estaban las forjas que tenían los monjes del Monasterio de San Salvador de Celorio.
          Debían de quedar al otro lado del río.
        Aquí vivía el Cardenal Inguanzo, y él fue quien mandó construir el puente por el que cruzamos el Bedón,  para ir Al Allende;  tiene cinco ojos , dos de ellos muy chiquitines.
        Había en este pequeño espacio pues, molino, herrería, hórreo y Casas solariegas del Cardenal.



        Fue Obispo de Zamora y Arzobispo de Toledo, y además fue proclamado Cardenal por el Papa León XII.




        También le eligieron Diputado por Asturias para las Cortes de Cádiz y Cardenal Primado de las Españas.
                Estudió en el Monasterio de San Salvador de Celorio. Y decían de él, que era un estupendo orador.


        Así mismo, fue un defensor nato de la Inquisición y muy muy conservador.   Esto unido al poder que debía de tener…..nos podemos llegar a imaginar, cómo sería.
        Hemos sabido por la Historia, que casi siempre, los aldeanos , y ciudadanos de las villas, vivían mejor bajo el yugo de los clérigos, que el de los Señores y en este caso , nunca más cierto.   



       

Los Señores, siempre fueron benefactores, de sus pueblos y este Cardenal, no lo iba a ser menos. Aunque era muy rígido, y esto conlleva, todo lo que uno puede imaginar, porque era Don Pedro defensor de la Inquisición y protector de la Iglesia…..





Monasterio de Plecín en Alles

                      Sobre el Monasterio de San Pedro de  Plecín

          



           Cuentan los más ancianos del lugar, como solo los mayores saben contar….. cómo a este medieval convento, trajeron desterrado a cierto fraile, el cual había sido en la otra punta de Asturias , Abad

            Explicaban el  motivo de su destierro a parajes tan lejanos , y decían de él, que era un poderoso señor, y que allá en su Abadía, vivió más como dueño feudal que como clérigo. Que era amigo de la buena mesa, del buen vino y de mujeres……- buenas o malas-.  Y así fue, que su desgobierno, terminó por corromper a los monjes más jóvenes y la santa casa, y se convirtió en piedra de escándalo por toda la comarca.




            Tenía además el monasterio un afamado escriptorium, del que salían bellos y venerables códices. Pero pronto se copiaron también manuscritos poco santos, referidos a ciencias mágicas y sobre todo prohibidas por la iglesia.

            Indignados los aldeanos, los ancianos monjes, el señor feudal y todos los vecinos….. hicieron firme protesta….pero todo fue en vano, pues el “abad”, era protegido de un afamado obispo con importantes influencias entre los altos dignatarios religiosos y laicos.




            Un día falleció su protector y entonces tuvo que rendir cuentas. El mal abad fue destituido y desterrado a un lejano convento benedictino, este de Precín  y sometido a la estricta norma monacal. Pero a comienzos del siglo XIV, llegó la hora del anciano pecador y fue llamado a presencia divina. Al indagar entre sus escasas pertenencias, se encontró un antiguo códice de magia negra . El grimorio, bellamente ilustrado cual si de un santo “libro de horas” se tratase, contenía toda clase de fórmulas : filtros para enamorar, ensalmos contra enemigos, recetas para hacer llover e incluso conjuros para encontrar tesoros ocultos.




            Los monjes no se decidieron a destruir el  tal libro , sin que se sepa el motivo, y lo guardaron bajo siete llaves. Pero como al cabo, todo se sabe, cundió la fama del códice que nadie había visto, salvo de oídas, siendo solicitada su consulta por toda clase de personas, desde obispos a nobles damas, pasando por guerreros y cortesanos e incluso sospechosos peregrinos que hasta allí llegaban atraídos por su fama.     

            Sin embargo nada pudieron las intrigas , los sobornos, las influencias ni las amenazas, contra la severa decisión de los monjes. A nadie mostraron el códice y antes de pasar un siglo de la muerte del desterrado abad, el libro maldito fue pasto de las llamas junto con la celda  de su penitente dueño.




            A pesar de ello, todavía hay quien dice que lo del incendio, fue invento de los monjes para quitarse de encima aquél "sanbenito"….y que el códice está enterrado en alguna cripta secreta o al pie del viejo tilo sagrado o que fue a parar a manos de los patronos del lugar, los nobles Mier.

            A la sombra del sagrado tilo, que se alza junto al ruinoso templo, podemos imaginar al desterrado Abad, sentado beatíficamente…. Quizás medita sus yerros pasados……tal vez rumia sincero arrepentimiento…..o lee a hurtadillas el mágico grimorio….. y añora posiblemente la vida disipada , mientras que ríe para sus adentros .