Este precioso y apartado Monasterio, pudo tener sus orígenes en los siglo
VII – VIII , con la implantación del cristianismo en éstas nuestras tierras. Es
probable que los primeros pobladores por tanto fueran celtas, de manera que
podría haberse tratado de , digamos un Monasterio familiar, regido por algún noble
de la comarca, y por supuesto anteriores a los de la Orden de San Benito.
Igual pudo haber sido , un grupo de eremitas que vivían en un cenobio .
Recordaros que los eremitas eran los que elegían una vida solitaria , asceta ( de purificación) de constante esfuerzo y sacrificio porque
pensaban que así era como había que hacer para agradar a Dios.
Cuando se traslada la corte a León, algunos cenobios pasan a
depender de abadías castellanas y esto es lo que pasó con Santa María de Tina,
que fue donada a Nuestra Señora de Lebanza en Palencia.
Estamos en el Camino de Santiago por la costa.
Muchos peregrinos
cruzaban desde Bustio a Pimiango donde iban a visitar a San Emeterio, aquí
“Santu Medé” porque éste Santo tenía fama de milagrero y además sanador de huesos y claro aquéllas gentes que venían
de tan lejos, qué más necesitaban que algún….. alguien que hiciera algo por
aliviar aquéllos pobres pies, o
arreglara algún hueso roto.
Los vecinos sacaron esta cantinela en aquellos tiempos que decía : "Quién va a Santu Medé, sin pasar por Tina, honra al Santu pero no a la Santina", por lo que una vez hecha esta visita, continuaban unos dos o
tres kilómetros más para pernoctar en el Monasterio de Tina, porque se decía por aquél
entonces que el que amanecía allí, lo hacía mecido por la Virgen en sus brazos, convirtiéndolo en una experiencia maravillosa.
Dichosu d’el
pereginu
que cruza en
Bustiu la ría
i que llega a
descansar
xuntu a la
Virxen de Tina.
Qué bien
duerme el peregrinu
cuandu la
Virxen le mece.
¡Ay, quien
fuera peregrinu,
en Tina,
cuandu amanece!”
Es un lugar en el que puedes dejar escapar la imaginación y
sobre el que hay muchas y algunas muy confusas leyendas incluso relativas a la
Orden del Temple, pero es que el entorno parece que te invita a dejar volar la cabeza y trasladarte a otros tiempos.
Hoy estaba todo limpio, el Monasterio es precioso, y llama la atención el lugar en el que fueron a edificarlo.
El silencio, es total. No oyes ningún ruido, ni tan siquiera el mar, que está a escasos metros.
Y efectivamente compruebas que existen lugares en el mundo, que ayudan a la reflexión, incitan a la paz, y apaciguan las almas. Uno de ellos, es este lugar.
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