Vamos de San Roque del Acebal, hacia Llanes, por el Camino de Santiago, que nada
tiene que ver con la Senda Costera.
A veces confundimos los Caminos,
pero hay que tener presente que los peregrinos, van a Santiago, y si acaso…. y tienen
tiempo y dinero….igual caminan por la Senda Costera, que les hace dar rodeos y
efectivamente es precioso, pero…cada cosa en su momento ¿no?
Este Camino, fue también solapado
por el Camino Real.
Estamos pues en el Camino de
Santiago y nos dirigimos a Llanes por “La Jorcada”, donde está el Cristo del Camino. Y también las ruinas de
lo que fue la Casa del Ermitaño.
Está situada esta capilla, que tiene
clarísimas pistas jacobeas, entre las Cuestas de Cué y de L’Arquera. Y como ya
hemos visto en otras muchas ermitas, al lado de un tejo.
Recordar que El Tejo era el árbol
sagrado de la mitología asturiana. De toda la vida veneraban el Tejo, porque
formaba parte de algún ritual. Los romanos talaban los tejos por una estrategia de
eliminar los Ritos Celtas.
La religión cristiana, sin embargo,
como veía el arraigo de costumbres y creencias de los Celtas, pues acercó el
culto suyo a la simbología de ellos, y por lo que podemos ver a lo largo de la
historia, les fue mucho mejor, con esta estrategia
Bajo los tejos, celebraban “Conceyu”, donde impartían justicia
y verdad. En las Ermitas cristianas y en
sus Iglesias, no ha pasado lo mismo, hasta la fecha.
Un lugar especial, como hay pocos, aquí reina un tiempo a
parte del que se vive un poco más abajo.
Dicen que esta capilla se fundó en
el siglo XVI , aunque también se asegura que se construyó sobre otra anterior.
Hay una leyenda sobre este lugar, que nos cuenta cómo le cambiaron el nombre de “El
Santo Cristo”, por el de “El Cristo del Camino”.
Contaban, que se encaminaba un grupo
de peregrinos a esta capilla, entre los que venía un poderoso señor francés…..cuando,
al subir el último repecho y ya asomaba el campanario a su vista…..les atacaron
unos bandoleros.
Los peregrinos, al verse en apuros
apelaron el amparo del Crucificado….. y pasó que milagrosamente – o así lo
contaron luego- una luz cegadora, abatió a los bandidos….. éstos, una vez
recuperados del susto y sobre todo de la ceguera, prometieron no volver a
asaltar a nadie y los peregrinos, viendo su arrepentimiento, les dejaron
marchar.
Esto dicen que pasó, o por lo menos
así ha llegado esta leyenda del milagroso suceso que acaeció a un poderoso
señor francés que vino a peregrinar a Santiago y pasó por La Jorcada …de este
asombroso hecho,por el que se hizo custodio del
Camino desde entonces al Cristo
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