Introducción

domingo, 22 de octubre de 2017

El Cristo del Camino

            




           Vamos de  San Roque del Acebal, hacia  Llanes, por el Camino de Santiago, que nada tiene que ver con la Senda Costera.
            A veces confundimos los Caminos, pero hay que tener presente que los peregrinos, van a Santiago, y si acaso…. y tienen tiempo y dinero….igual caminan por la Senda Costera, que les hace dar rodeos y efectivamente es precioso, pero…cada cosa en su momento ¿no?
               Este Camino, fue también solapado por el Camino Real.
            Estamos pues en el Camino de Santiago y nos dirigimos a Llanes por “La Jorcada”, donde está  el Cristo del Camino. Y también las ruinas de lo que fue la Casa del Ermitaño.
            Está situada esta capilla, que tiene clarísimas pistas jacobeas, entre las Cuestas de Cué y de L’Arquera. Y como ya hemos visto en otras muchas ermitas, al lado de un tejo.
            Recordar que El Tejo era el árbol sagrado de la mitología asturiana. De toda la vida veneraban el Tejo, porque formaba parte de algún ritual.  Los romanos talaban los tejos por una estrategia de eliminar los Ritos Celtas.
            La religión cristiana, sin embargo, como veía el arraigo de costumbres y creencias de los Celtas, pues acercó el culto suyo a la simbología de ellos, y por lo que podemos ver a lo largo de la historia, les fue mucho mejor, con esta estrategia
            Bajo los tejos, celebraban “Conceyu”, donde impartían justicia y verdad.  En las Ermitas cristianas y en sus Iglesias, no ha pasado lo mismo, hasta la fecha.


            Un lugar especial, como hay pocos, aquí reina un tiempo a parte del que se vive un poco más abajo.
            Dicen que esta capilla se fundó en el siglo XVI , aunque también se asegura que se construyó sobre otra anterior.
            Hay una leyenda sobre este lugar,  que nos cuenta cómo le cambiaron el nombre de “El Santo Cristo”, por el de “El Cristo del Camino”.
            Contaban, que se encaminaba un grupo de peregrinos a esta capilla, entre los que venía un poderoso señor francés…..cuando, al subir el último repecho y ya asomaba el campanario a su vista…..les atacaron unos bandoleros.
            Los peregrinos, al verse en apuros apelaron el amparo del Crucificado….. y pasó que milagrosamente – o así lo contaron luego- una luz cegadora, abatió a los bandidos….. éstos, una vez recuperados del susto y sobre todo de la ceguera, prometieron no volver a asaltar a nadie y los peregrinos, viendo su arrepentimiento, les dejaron marchar.
            Esto dicen que pasó, o por lo menos así ha llegado esta leyenda del milagroso suceso que acaeció a un poderoso señor francés que vino a peregrinar a Santiago y pasó por La Jorcada …de este asombroso  hecho,por el  que se  hizo custodio del Camino desde entonces al Cristo


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