El Monasterio de San
Salvador de Celorio, parece ser que fue fundado por el rey Fernando el Magno,
llamado el Emperador y por tanto goza éste Monasterio del título de Imperial,-
costumbre antiquísima de las fundaciones de Reyes llamarse Reales y las de los
Emperadores, Imperiales- , todo esto es antes del 1.065.
El Rey, lo dotó de grandes posesiones y tuvo
también algunas otras donaciones reales de otras personas de distinción, por
ejemplo la Reina Urraca( Que por cierto, anotar aquí que fue la primera reina “propietaria”,
de su título, aunque hemos leído que fue maltratada, asunto éste contado por
ella misma :
”Me vi forzada
a seguir la disposición y arbitrio de los grandes, casándome con el cruento,
fantástico y tirano rey de Aragón. El cual, no sólo me deshonraba con torpes
palabras sino que muchas veces mi rostro fue manchado por sus sucias manos y
golpeado por su pie.”
Ella le dio al Monasterio y a su abad el sitio donde
está la Iglesia edificada. Igualmente hubo donaciones de caballeros particulares,
de Condes de Aguilar y de otros personajes de los sitios de: San Martin, San
Pedro, Villamaior, Gatones, de todo el lugar de Poo, del de Parres, de Barro.
Se mandaron poner las armas reales labradas en piedra en escudos.
Por
aquellos entonces se habían ya fijado una serie de rutas, unas con mayor éxito
que otras, para llegar a Santiago. Se levantaron puentes, se construyeron albergues, hospitales, monasterios e incluso
pueblos íntimamente ligados a la existencia del Camino.
Los
privilegios reales llegaron a favorecer directamente el asentamiento de
colonos, sobre todo francos. Y el paso definitivo para ello, fue el
establecimiento en España de la orden francesa de Cluny, que a su vez creó una auténtica infraestructura asistencial a lo
largo de la Ruta Jacobea. Que incluso completaron con la creación de la Orden
Militar de Santiago que en “teoría” era para la defensa de los peregrinos, lo
que contribuía a la seguridad de los viajeros, continuamente asaltados por bandidos,
y por las inclemencias meteorológicas que hacían perecer a muchos romeros,
hecho que queda probado por la cantidad de cementerios de peregrinos que existen
a lo largo del Camino.
También
fue privilegio real el dejar exentos de pagos tales como” pontazgo , peaje, ni
tan siquiera por las bestias o enseres que trajeran consigo los peregrinos por
razón de su camino”.
La
Regla de San Benito, disponía además en su capítulo L III, respecto del
ejercicio de la hospitalidad en los monasterios que “ todos los que (allí)
vinieren, sean recibidos como Jesucristo, pues él mismo dijo, huésped fui y me
recibisteis”
La Parroquia por aquellos tiempos, que se llamaba Santa
María de la Capiella, y estaba servida
por un clérigo secular, hasta que pasó a depender de los monjes, todo esto unos
cuantos años más adelante y en el 1.517, el Monasterio aceptó “la Reforma de
los Benitos de Valladolid” y pasó a llamarse de San Salvador.
En
el 1.538, el monasterio anexiona la PARROQUIA DE CELORIO, que comprendía los
pueblos de CELORIU, BARRU, NIEMBRU, VALMORI, y una tercera parte de POO. Seis
años más adelante, en el 1.544 anexiona el Monasterio de San Antolín de Bedón,
con lo que podemos deducir lo importante que debía ser nuestro Monasterio.
En
el siglo XVII, florecía el Monasterio de San Salvador, en la comunidad, había
30 monjes profesos y fue entonces cuando se creó el Real Colegio der Artes, de
aquí salieron Generales para la congregación, teólogos, predicadores,
historiadores y hasta poetas.
Los
monjes , guardaban sus posesiones y delimitaron bien sus lindes, bien con una
piedra que destacaba sobre las demás, (lo que por aquí llaman “jitu”) o bien
grabando sobre alguna roca cruces, que hasta hoy perduran. Gentes muy
trabajadoras éstos benitos, y repoblaron
de árboles, atendían sus huertos,
incluso hacían pan y lo vendían, total que se autoabastecían.
La
PARROQUIA DE CELORIU, quedaba bien protegida a la sombra del Monasterio, cuyo
yugo, siempre fue más suave y llevadero que el de los nobles de la región.
El Monasterio celoriano, fue siempre pobre y sin rentas suficientes como
para sostener a una comunidad de poco más de 25 monjes. Con todo siempre ocupó
el tercer lugar entre los monasterios benedictinos asturianos más importantes.
Por
si esto fuera poco, con el decreto de exclaustración del Gobierno Mendizábal,
quedó definitivamente extinguida la vida monástica el 24 de Octubre de 1.835,
pasando la propiedad a Juan Abarca Sobrino y a la Compañía de Jesús, que los
adquirió en 1.919 por 90.000 pts., destinándolo a casa de ejercicios
espirituales.
La
biblioteca pasó a engrosar la de la Universidad Ovetense que se quemó en 1.934
con lo que todo lo que allí había se destruyó.
El
único resto medieval que ofrece el exterior del templo es la portada
occidental, hoy en el interior del pórtico enlosado Torre , que data de la
primera mitad del siglo XII. Con respecto a su función, además de campanario,
también pudo haber sido una atalaya , ya que su
emplazamiento a pocos metros de la playa, la convierten en excelente puesto de
vigía y a juzgar por los años en los que estamos, lo que vigilaban podían ser
piratas musulmanes, no normandos .
Así
como también el arco de la puerta de entrada a la Iglesia.
Subiendo
a la Torre, a la que se accede desde la Sacristía , podemos llegar al campanario, a través de una empinada escalera por la que
vamos viendo vestigios de otros tiempos, arcos , ventanas cegadas, puertas y por fin embobarnos con la vista de arcos y columnas de la época, que impresionan,
pues hasta hace pocos años, estuvo expuesto a todos los vientos .
Aunque
es el un único Monasterio del Oriente
Asturiano que conserva una torre románica de una calidad poco común, y que
gracias a unas obras que se han hecho , se puede visitar,- siempre que el cura así lo quiera,- San Salvador de Celorio no ha sido declarado
Bien de Interés Cultural.
A lo largo de los años, nuestro
Monasterio, fue objeto de numerosos usos, entre otros, llegó a ser un albergue
para peregrinos.
Nos
queda sin embargo , una tradición constante y expresada en éstos términos:
“Celorio,
tanto vale como asilo, sepultura y lugar de abrigo”
Hasta
hace un par de años, el convento estaba ocupado por una congregación de monjas.
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