Introducción

viernes, 14 de junio de 2019

LAS CETÁREAS


               


               Cada vez que paseamos la costa, da igual hacia donde vayamos, nos encontramos con unas viejas y concienzudas  construcciones en lugares imposibles de nuestros acantilados, que no son otra cosa que cetáreas antiguas, a las  que hoy les  llaman “viveros de marisco”.
                Estas cetáreas eran viveros naturales, construidos sobre rocas y aprovechando las cavidades, que siempre daban a mar abierto y por tanto con muy difícil acceso. Con una  ingeniosa construcción.

                Se utilizaron casi un siglo entero, y  se remontan a finales del siglo XIX Por lo que, aunque solo fuera por esto, merecerían un reconocimiento más importante, que el que hoy les damos, o sea, ninguno, más que el verlas ahí medio derruidas y en muchos casos ignorando la importancia que un día tuvieron
                El funcionamiento era muy simple, ya que durante la pleamar el agua entraba en el recinto cerrado para luego salir durante la bajada de la marea.  Y así se conseguía mantener vivos, a los crustáceos ...
                Los trabajadores de la mar, siempre centraron  esfuerzos en los peces , pero casi nunca le daban importancia al marisco de la costa .


                Pero cuando se vio  la buena venta, que tenía  en el resto de la  Península,  el rico fruto que ellos casi casi despreciaban, empezaron a construir este tipo de cetáreas, puesto que esta costa era rica  sobre todo en langostas , centollos, nécoras, llubricantes e incluso quisquillas …. Y se dieron cuenta de que se convertiría en una importante ayuda a las economías, siempre escasas de los hombres del mar

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                Hoy,  además de tener otro nombre, tan siquiera  necesitan estar junto a la mar, porque  hay otras técnicas  mediante las cuales,  se puede crear en un  espacio adecuado, mucho más cómodo que los de antaño, en los que  pueden desarrollarse estas  especies.
                Pero siempre que veo alguna de estas construcciones, y me coincide la marea baja, me gusta acercarme, a estas cetáreas, porque me parece una construcción muy peculiar y totalmente mimetizada, de modo que a veces, pasas a su lado y no te das cuenta de que están.
               

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